Casi se va el mes de mayo y lo despedimos con un spaghetti western que nuevamente cuenta con Klaus Kinski, aunque en efecto no portagonizó, ya explicaremos eso. La trama va sobre un nuevo sheriff que debe imponer la justicia en un pueblo dominado por un clan de forajidos, los Ohara, quienes han arrebatado las propiedades de los granjeros, para derrotarl al clan, el sheriff contará con la ayuda de una piel roja y un enigmático abogado, quien no deja muy en claro de que lado está. La curiosidad principal de esta película es que engañaron a Klaus Kinski, pues el presupuesto no alcanzaba para pagar su salario, por lo que solo participó en un puñado de escenas, lo que no le dijeron es que lo grabarían desde distintos ángulos con varias cámaras, haciendo parecer que su participación en el rodaje fue mucho mayor.
BLACK KILLER (1971)
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